Los viajes, de por sí, siempre son gratificantes. Son una fuente de nuevas experiencias que nos nutren con cada descubrimiento.
Cada continente, país,
ciudad o pueblo tiene un granito de arena que aportar a tu experiencia. Los
paisajes naturales que puedes observar te llevan lejos del ambiente de la
monotonía laboral. Cada restaurante que visites, con posibles nuevos sabores,
aromas y texturas, se convierten en una nueva sensación gustativa.
Cada
playa, río o lago que visites se convierten en un manantial de frescura y
serenidad. Cada nueva persona que
conozcas se convierte en una fuente de sabiduría y conocimiento local.
Siempre es
importante tener presente el valor del respeto. Independientemente
del lugar que planees visitar, ten en cuenta que vas a ir a un lugar ya
habitado por otras personas, con reglas y hábitos diferentes; con tradiciones
que pueden resultar poco comunes a simple vista, pues estás entrando en un
mundo nuevo para ti, mientras que para ellos no es más que su cotidianidad.
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